viernes, 7 de marzo de 2008

frío como la sangre de los otros

Estoy solo. Me gusta estar solo. Solo, pero sabiendo que hay otros, que no estoy solo. Que he elegido un encierro pudiendo estar con ellos. Que luego estaré con ellos y reiremos y no habrá cambiado nada. Ellos me conocen. Hay una imagen de mí circulando por cada uno, extraviada entre conexiones de neuronas que traen recuerdos de la infancia o una lista de tareas o el nombre de un disco, cómo se llamaba, sí, ya lo recuerdo.

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Igual, dentro de mí circulan todas sus imágenes. Su pelo, sus aficiones, sus sonrisas. Sonrisas sin las que no valdría la pena memorizar el resto. Sonrisas de las que he elegido retirarme. Para estar solo. Para escribir. Para pensar.

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Para pensar que tiene que haber otros. Que si no, no podría amarme. Porque solo puedo amarme mediante el amor de los otros. Una flecha no puede clavarse en su punto de origen. No puedo disparar mi amor desde mí hasta mí, y dar en el blanco.

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Todo es deseo, porque del deseo venimos. Si lo abolimos, desaparece el sufrimiento. Pero también la vida. Buddha, Schopenhauer, cuántas noches no habréis pasado en vela meditando un cuerpo ajeno. Que no estabais seguros de que existiera. Pero que os provocaba una sonrisa.

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Solo deseo mediante el deseo de los otros. Lacan lo aclaró: “el deseo comienza en desear el deseo del otro”. Pero su esposa estaba ausente. Había perdido conexión. Porque el deseo no admite tanta teoría.

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Ese casi niño que ronda un cuerpo con la secreta esperanza de reproducirlo tan solo quiere reproducirse a sí. La belleza del otro es un pretexto. No quiere convencer a la muchacha, solo quiere convencerse a sí mismo. Para encajar en el aire. Misterioso, intuitivo, como una nota encaja en un concierto. Para morir discreto con la muerte los otros. Porque tiene que haber otros.

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No tengo ninguna prueba. Pero tiene que haber otros.

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Porque si no estoy solo. Pero no en esta habitación. No en esta casa, esta ciudad, este mundo. Estoy solo sin más, porque no hay espacio. Porque nada es posible sino mi soledad.

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Solo puedo matarme mediante los otros. Rompo en dos el folio que contenía una idea y me siento un poco quebrado. Pisoteo una hormiga y el cosmos pierde un poco. El cosmos que soy yo se debilita.

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Suprimo el archivo donde había demostrado lo contrario, que los otros no existen, que no existo yo, que solo nos pensamos unos a otros para establecer conexiones en el vacío. Conexiones, claro, vacías.

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Grabo este archivo que quiere decir que sí, que todo existe. Lo copio y lo pego en la nueva entrada del blog.

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Pulso ENTER.

15 comentarios:

matías miguel clemente dijo...

Do you want to save this file?
yes, the other one wants.

Anónimo dijo...

Hace ya algún tiempo que me enteré que soy de sangre dulce, poquito dulce pero dulce al fin

Anónimo dijo...

El otro siempre está presente en nuestras vidas. Para lo bueno y para lo malo. Recuerda que Sartre dijo que "el infierno son los demás". Me ha gustado tu entrada, pero prodígate más que nos tienes abandonados a tus lectores.

Antonio B

Anónimo dijo...

¡Dichosos los ojos lectores! Cómo echaba de menos un post tuyo...
Disfruto mucho con tus reflexiones, que siempre me parecen muy acertadas. Y tú muy sensato. Y tu sonrisa muy confortable.

Salud y República

tournesols dijo...

qué universo tan bonito.

Anónimo dijo...

Ser un genio es duro chaval; ¿quizá desearías vivir según el "aurea mediocritas" estoico de algunos, como los atribulados e infelices mortales sin ningún talento reseñable, sumergidos en vidas insulsas y descerebradas? Mediocres al fin y al cabo; yo creo que no.
No hay otros chaval y cada vez hay menos.
"Collige, virgo, rosas"

Anónimo dijo...

La relación sexual es darle patadas en el culo a la muerte mientras cantas.

Mi ambición está limitada por mi pereza.

Eso era todo lo que un hombre necesitaba: esperanza. Era la falta de esperanza lo que hundía a un hombre.

Un intelectual es el que dice una cosa simple de un modo complicado; un artista es el que dice una cosa complicada de un modo simple.

Si quieres saber quienes son tus amigos, haz que te metan en la cárcel.

El individuo bien equilibrado está loco.

Charles Bukowski
(desde sus tumba)

DLG dijo...

Pero no os comentéis como 'Anónimo', que me voy a sentir muy solo... Mati, es un placer verte por aquí. Y Antonio, a ti también, con la fuerza de la costumbre.

Y ti también, pequeña votante. Porque nunca será demasiada la costumbre...

k

Luna Miguel dijo...

al fín le leí amigo, en esta semana santa, tus versos entre el incienso, y me encanta e-mule.

a ver si hablamos más detenidamente un día.

besitos Luneros.

camaradeniebla dijo...

don david, me gusta su entrada.

Anónimo dijo...

don david, y usted que opina del aborto de la gallina?¿

Antígona dijo...

"Una de mis preocupaciones constantes es el comprender cómo es que otra gente existe, cómo es que hay almas que no sean la mía, conciencias extrañas a mi conciencia, que, por ser conciencia, me parece ser la única".

Fernando Pessoa

El enigma no está resuelto. Pero, a falta de pruebas, hay que apostar, como tú has hecho, por una de sus dos posibilidades.

También yo me quedo con la existencia de otros. También son el sustento de mi soledad y del deseo que me sostiene.

¡Un beso!

Anónimo dijo...

el infierno no existe

Orly dijo...

me ha encantado, besos

Yamiii :) dijo...

me encantó, sos maravilloso.
Besos David


Yami